El terrible suceso que la pasada semana tuvo lugar en Vitoria-Gasteiz con el fallecimiento de una niña de 17 meses centra parte de la entrevista realizada al ´vicepresidente del Colegio de Médicos de Álava, Dr. Gutiérrez Fraile, jefe del servicio de Psiquiatría del HUA y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría. –
Publicado en El Correo Español el domingo 31 de enero de 2016
Miguel Gutiérrez. Psiquiatra
«Matar a un niño es una asesinato frío que solo busca la venganza pura y dura»
El jefe de Psiquiatría del HUA ve en el detenido «una persona normal que ha cometido unos actos muy delictivos y atípicos por su violencia descontrolada»
A los miles de ciudadanos que esta semana se han cuestionado sobre los pensamientos que retumbaban en la cabeza de D. M. cuando decidió lanzar a la pequeña Alicia por la ventana de la vivienda de la calle Libertad, Miguel Gutiérrez (Vitoria, 1948) les respondería que en estos casos «generalmente no tiene nada que les exima de sus responsabilidades». «Los hijos son un objeto intermedio para hacer más daño a la madre porque son asesinatos frías que sólo buscan la venganza pura y dura», radiografía el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Araba (HUA) y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
¿Cómo se enteró del trágico suceso?
Por la radio. Es un caso peculiar, muy fuera de lo común, que impresiona a todo el mundo, pero tampoco tengo más información.
Ante situaciones tan brutales, la sociedad se pregunta qué se le pasa a alguien por la cabeza para actuar de esa manera.
Hay tantas mentes como individuos y tantas circunstancias que le rodean que pueden actuar como determinantes. Es difícil contestar genéricamente pero ‘grosso modo’ podemos distinguir entre quienes tienen algún trastorno que afecta al juicio o la razón y el grupo, mayoritario, de personas que simplemente son malas. Parece que nos cueste admitir que hay gente así, egoísta, psicopática en el sentido de que no muestra empatía, y la sociedad cada vez que ocurre algo atípico busca en esa dirección, en la de pensar qué tendrá en la cabeza, y generalmente no tiene nada que le exima de sus responsabilidades.
¿Hay alguna forma de detectar ese perfil en nuestro entorno?
Nosotros lo hacemos todos los dias en el servicio de Urgencias pero no es fácil para alguien no experto. El psicópata tipo suele ser una persona bastante seductora, tiene más habilidades sociales que la media de la población y, a veces, hasta genera admiración. No es fácil de adjudicarle la peligrosidad que puede tener.
Y en este caso, ¿se trata de un enfermo o un maltratador?
No tiene antecedentes psiquiátricos y estar unas horas en observación en un servicio de Psiquiatría de ninguna manera te adjudica la etiqueta de enfermo psiquiátrico. De momento, es una persona normal que ha cometido unos actos muy delictivos y realmente atípicos por la violencia y la conducta descontrolada que ha presentado, y eso es lo que habrá que estudiar. Aún sabemos muy poco.
¿Se abusa desde las defensas de supuestas enfermedades mentales para rebajar las posibles penas?
Claro, la coartada psiquiátrica, yo publiqué en El Correo un artículo titulado así con el caso del asesinato de las niñas de Alcasser.
¿Se pone demasiado peso en los psiquiatras a la hora de determinar una posible exculpación?
Sí, pero, al final, quien evalúa es el juez. Nosotros somos un perito más que opina y tiene la responsabilidad de hacer una evaluación correcta.
D. M. agredió también a Gabriela, la madre de Alicia. ¿Existe un retrato robot del maltratador?
Es complicado, esta pregunta siempre sale en los juicios. No hay un perfil porque puede haber un cúmulo de circunstancias que hacen que cada caso sea distinto y también hay variables culturales y otras como trastornos de la personalidad, alcohol, drogas…
¿Un niño que sufre abusos o malos tratos puede repetir el patrón y convertirse de adulto en agresor?
Es frecuente. Suponen un acontecimiento vital muy importante en la infancia, en sentido negativo, sobre todo si son mantenidos en el tiempo y hace que las personas tengan muchas dificultades para conformar una personalidad y desarrollen después trastornos que les hacen menos resistentes al estrés, con menos recursos psicológicos o con cierta disponibilidad a tener problemas como ansiedad o depresión.
Casi una decena de mujeres han sido asesinadas por sus parejas en el primer mes de este año. ¿Esta escalofriante cifra adviene de un incremento de la violencia machista?
No tenemos datos de hace 30 ó 40 años) pero esta cascada de violencia es alarmante.
¿Cómo se previene?
Educación y educación, en la escuela y en la familia, no hay más.
Los niños se convierten en esos hogares violentos en herramienta para multiplicar el dolor.
Hay cada caso… Los hijos son un objeto intermedio para hacer más daño a la víctima, la madre, porque además son asesinatos fríos que sólo tienen el objetivo de la venganza pura y dura, como ocurrió en el `caso Bretón’ que quemó a sus dos hijos.
¿Cómo ha influido la igualación del hombre y la mujer?
El cambio en positivo más importante e irreversible que ha habido en este país ha sido la incorporación de la mujer al mundo de la educación y, como consecuencia, al laboral y la recuperación de la autonomía personal. Eso sacude el modelo patriarcal porque hemos nacido en una cultura machista. Además, los movimientos feministas radicalizan mucho las cosas, también políticamente, y a veces producen rechazo.
Asusta que esa evolución no se refleje siempre en las generaciones más jóvenes.
Muchas veces estas actitudes machistas tienen su peor expresión en chicos de 13 ó 14 años. La violencia de género se vinculaba antes mucho al alcoholismo, y un alcohólico aguanta hasta los 5O; después a la toxicomanía, lo que rebajó la edad, y ahora hay una cultura muy permisiva. Pero no voy a ser yo quien defienda modelos anteriores.
¿Cómo influye la explosión de las redes sociales?
La información es masiva y, a veces, no controlada. Ahí puedes encontrar todas las conductas exhibicionistas que quieras, como esa gente que se sube a cualquier lado para hacerse una foto. Es un mundo que acaba de empezar y quien mejor lo conoce es la Policía.
Juan Calparsoro, fiscal superior del País Vasco, y la asociación Clara Campoamor como acusación particular ya se han pronunciado sobre la posible prisión permanente del detenido.
Decir eso antes de conocer a la persona me parece una frivolidad.
¿Pero la incorporación de este castigo al Código Penal es adecuada?
Si, porque tiene un doble mensaje: preserva a la sociedad en la medida de lo posible de personas con peligrosidad y no deja de ser un programa de evaluación individualizada de cada delincuente.
¿La elaboración de un registro nacional de pederastas o la decisión del Gobierno vasco de pedir los antecedentes penales a los docentes para prevenir delitos sexuales han tardado demasiado?
Quizás sí, pero me parece muy bien que una persona de este tipo esté alejada de cualquier dinámica infantil o juvenil porque es un problema importante, con un goteo continuo de casos.
¿Dónde se encuentra el fallo como sociedad?
No se puede establecer una culpa colectiva. El modelo actual de sociedad genera sus propios problemas pero no creo que haya existido nunca una época con más civilización y sensibilidad. El mundo es hoy mejor, antes se simplificaba y se tendía a la eliminación del diferente.
¿Qué atención necesita ahora la madre de Alicia?
Un soporte psicológico importante para que no desarrolle un trastorno por estrés postraumático que se cronifique y cause un trastorno persistente de la personalidad. Ella ya ha mostrado una respuesta de ansiedad, en la casa y en Urgencias, pero es una chica joven a la que estructurando su vida, una red social y con el apoyo familiar puede irle bien.
El Departamento de Seguridad ha ofrecido un servicio de apoyo psicológico a los ertzainas que intervinieron en el lugar del crimen. ¿Tanto ellos como el personal sanitario pueden quedar ‘tocados’?
Me consta que estaban todos impactados porque era una escena terrorífica, pero los profesionales no suelen necesitar ayuda. Tienen que estar preparados para enfrentarse a la escena más trágica que se puedan imaginar y si no, no pueden dedicarse a este trabajo.